Vecinos II


De vez en cuando me regalo un fin de semana. Cuarenta y ocho horas de no hacer nada. Bueno, siempre hay algo que hacer o uno moriría de hambre. Pero si con el teléfono móvil aparcado, televisión encendida y que impere la ley del mínimo esfuerzo. Una vez al mes, es algo que te recarga las pilas.

Uno de mis pecados es automedicarme con un par de copas y aprovechar esa falsa euforia que provocan. Quizá para no pensar demasiado en las cosas que me faltan. O quizá, simplemente, para pasarlo bien.

Iba a por la segunda “Clonk, clonk” sonaron los hielos en el fondo del vaso. Entonces escuché algo que me llamó la atención. Es curiosa la acústica del patio, que hace que lo de enfrente se oiga todo. Me quedé quieto y afiné el oído. ¿Sollozos, lamentos? Me acerqué a la ventana.

Allí estaba aquel gato, seguro que ya se le había escapado de nuevo a la del tercero. Debía de estar en celo o algo. Me fijé en el interior de la ventana de enfrente. Allí estaba la vecina. Vestida, es lo primero que lamenté. Lo que desde aquí no podría apreciar, era si habían lágrimas, pero si la escuché sorber por la nariz, de lo que deduje que la que maullaba, quiero decir, la que lloraba era ella. Fue solo un momento ya que desapareció de mi ángulo de visión.

Aún sigo sin saber muy bien porqué lo hice. Bueno, seguramente la primera de las copas me dio un empujoncito. Agarré una de las flores que me trajo mi madre en su última visita. Siempre me trae alguna cosa. Insiste en el que el piso es soso y que faltan detalles. - Paparruchas - me digo yo. Pero me toca aceptarlas por no hacerle un feo. Además, cuando vuelve, si no lo ve, se siente ofendida.

Total. Agarré la flor, la colgué del tendedero con un par de pinzas y corrí el hilo para acercarla hasta su ventana. Me quedé mirando mi obra maestra y pensé - Muy bien, listo. ¿Y si no se le ocurre tender hasta dentro de dos días? Verá un puto tallo marchito y pensará que tiene un vecino que está mal de la regadera. Vale, pues carraspearé para llamar su atención... No. Cantaré... peor. Joder, pues lo dejo estar, y si mañana aún está la flor en el mismo sitio, la recojo y aquí no ha pasado nada.

Me sonreí a mi mismo y seguí con mi conversación interior – Ya sabía yo que eres un tipo listo. Ala, al sofá y a relajarse un rato – Cogí la bebida y marché en dirección a la poltrona.

Unas minutos después “Ding, dong” Sonó el timbre. Me quedé mirando en dirección a la puerta desde mi posición, plantándome que hacer. Al final me puse una camiseta y me acerqué a la puerta para abrir.

Tuve que parpadear dos veces. Aquí delante de la puerta estaba la vecina. Llevaba un vestido negro, ajustado que marcaba todas sus curvas. La mayor parte de sus piernas también quedaban al descubierto más abajo.

“¿Todo esto por la flor?” Pensé mientras sonreía. Pero tenía algo tintineante en las manos, mis llaves. La sonrisa se me borró un poco – Ah… ¿Y el cartel de pueden pasar a robar también lo he dejado fuera? - Miré mi puerta desde afuera, para dar más énfasis a la broma que brotó de mis labios con facilidad. Como si eso fuese a mejorar la situación. Ella hecha un pincel y yo un desastre. Aún así había algo misterioso en su mirada.

Se quedó parada. Con una copa me atrevía a hacer alguna cosa, con dos ya no tenía frenos - ¿Quieres entrar y tomarte una copa?

Comenzó a balbucear alguna excusa, pero yo insistí. Se miró el reloj y… Joder, aceptó.

06/06/2017

Ella... - pinchar aquí -

Comentarios

  1. Muy ingenioso el vecino, Roland, pero... las llaves fueron a propósito o producto de un olvido? En todo caso favorecieron el encuentro, no?

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    1. Jajaja Cuantos misterios. ¿No? Es un placer tener vuestro interés :)

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  2. Aquí... leyendte con mi Copita con mucho hielo
    😀
    Me enanta escribir contigo

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    1. Jajaja y ahora que ya va haciendo calor se agradece ¿No? XD

      Lo mismo digo :)

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  3. ¡Hola Roland!

    De nuevo sigue la historia y la intriga por el "qué pasará", jaja.. ¡Muy buena continuación! Espero leer el resto ^_^
    *Qm*

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    1. ¡Hola Poe!
      Bien bien. Lo de la intriga es bueno jajaja
      :*

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  4. Hasta aquí me trajo Nieves.
    Me quedo.
    Un saludo.

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    1. Bienvenido y que disfrutes de la lectura.
      Saludos :)

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