El tirador


El tirador se encontraba apostado. Hacía un frío tremendo, y no había suficientes capas de ropa capaces de hacerle entrar en calor. Pero era lo que había y ya no se podía hacer más.

De vez en cuando, para mantener la concentración apuntaba a algún objeto, un árbol, una roca… Pero sin apretar el gatillo, no era tan estúpido como para delatar su presencia.

En enemigo rondaba cerca. Habían llegado noticias, más aparte se sentía en el aire. No tardarían en llegar y entonces… Entonces el fin. ¿Qué posibilidades había que su reducido grupo de makis venciera a las tropas organizadas? Sabía que ninguna. Pero les harían frente. Venderían cara su vida. Eran pocos pero estaban bien atrincherados.

No habría ni una canción, ni nada que recordase su resistencia, eso sería lo más doloroso. La historia la escriben los vencedores y contarán lo que les dé la gana. Tal vez la gente del pueblo… Pero claro, ellos sólo pueden hacerse una idea.

Carmen, te debí de haber dado un beso, ahora me arrepiento de no haberlo hecho. Joseli, nunca hay suficientes abrazos para ti, espero que recuerdes a tu padre y lo que te quería. Vazquez, Pinazo, García y Nik, compañeros de trincheras, nos vemos en el otro mundo.

01/12/2013


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Vuelvo a la actividad bloguera tras una pausa veraniega, no sé si con las pilas cargadas o con ganas de descansar jaja. Bueno, retomo con un relato corto y amenizo con una foto hecha por mí de un pozo de tirador (o trinchera) de los makis en la Sierra de Espadán. La foto es verdadera, y por cierto muestra el mal estado de conservación tanto de algo histórico como del monte en general. La historia es totalmente ficticia.

Comentarios

  1. ¡Hola de nuevo amigo!
    Vuelves con las pilas cargadas sin duda :), con este pequeño relato, muy melancólico y heróico, que desgraciadamente tantos habrán experimentado en la Guerra Civil y en otras diversas guerras..
    ¡Saludos!

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    1. ¡Hola Hammer!
      Jajaja Esperemos a ver cómo va la cosa en los primeros días de septiembre ^^ Cierto, todas las guerras son horribles y en cierto modo fascinantes.
      ¡Un saludo!

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  2. Ya veo que vuelves con las pilas puestas y con renovadas ganas. Mi padre, cuando éramos pequeños, nos llevaba a la Sierra Espadán con su Renault 4 para enseñarnos las trincheras en las que él había estado en la Guerra civil. Tu relato me ha traído esos recuerdos.

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    1. Jeje Algo que me encantan de las opiniones es que ayudan a ver lo que uno no está muy seguro (lo de las pilas puestas). Vaya, que pequeño es el mundo y la blogosfera. Gracias por trasladar tus recuerdos a este blog. Saludos.

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  3. El fin de agosto nos trae este regalo inesperado en forma de relato, que he de decir que me ha parecido sencillo, llano, pero muy melancólico y claro en su mensaje, que humaniza los relatos fríos que leemos, dándole una personalidad a un anónimo soldado que pudo ser cuanlquiera, en cualquier contienda.
    Genial la idea, y muy buena historia! TvM *

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    1. Jaja como regalo también son tus opiniones ;) La idea bebe de diversas cosas, aunque estar allí y ver lo que no se ve en la foto. (las vistas desde el lugar) Así como ruinas abandonadas y demás ayudan bastante a tratar de imaginar que tipo de historias se pudieron vivir :*

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  4. Hace dos o tres años hice un periplo por toda la zona del desembarco de Normandía...¡Qué tristeza me invadió! Lo único que se respiraba en el aire eran pensamientos como el de tu protagonista...Tu relato me ha devuelto esa sensación. ¡Y no hay nada mejor que un relato que te sacude por dentro!

    Con los buenos propósitos de la "rentrée" todavía vivos y fresquitos, paso a saludarte y a desearte un cuatrimestre feliz y lleno de inspiración.

    ¡Un abrazo, Roland! :-)

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    1. Envidia me das, me gustaría ir al lugar que indicas, aunque también me da… cosa. Estas vacaciones estuve en el Imperial War Museum de Londres, había una sección dedicada al holocausto judío. Impresionante, encoje el corazón enormemente.
      Me alegro de verte por aquí :) Un abrazo.

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